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jueves, 18 de septiembre de 2014

La clasificación definitiva de los dulces mexicanos de tu infancia

16. Camotes Poblanos:

Camotes Poblanos:
Los camotes poblanos son buenos, pero no estupendos. Son los dulces que tu mamá traía después de visitar a sus familiares en México. Ella decía: “¡TENGO DULCES!” todos se volvían locos… hasta que veías éstos. Y entonces les dabas un mordisco y dejabas que su consistencia pastosa se desintegrara en tu boca, como el relleno de una papa frita mojada con azúcar. Sorprendentemente bueno. Pero no grandioso.

15. Limon 7:

Limon 7:
SAL Y LIMÓN. Eso es todo. Ni una pizca de sabor dulce. Puedes sentir el polvo ácido bajando por tu garganta y perforándote el estómago. Éste es, definitivamente, el caramelo favorito de los masoquistas.

14. Borrachitos:

Borrachitos:
Si vas caminando por las calles de Puebla, México, y te topas con un puesto de golosinas, encontrarás algunos borrachitos, generalmente junto a los camotes. Son de sabor de frutas (generalmente lima, piña y fresa) y tienen una suave consistencia gelatinosa, recubierta con granos de azúcar. También contienen una pizca de licor (de ahí que se los llame “borrachitos” o “borrachos”). Son dulces caseros, lo que los hace aún más especiales.

13. Lucas:

Lucas:
Toma un “Limon 7”, agrégale un poco de azúcar y de picante y obtendrás una combinación explosiva. El cóctel molotov de las golosinas. Aunque de todas maneras te quemará el esófago, al menos lo disfrutarás.

12. Vero Mango:

Vero Mango:
Éste es un gran concepto para una paleta. El exterior está recubierto de chile picante. De modo que, a medida que vas lamiendo la capa de sal y picante, comienzas poco a poco a saborear también la dulzura del sabor a mango. Es sencillamente perfecto.

11. Aldama:

Aldama:
Como buen niño católico, siempre te habías preguntado a qué sabia una hostia de comunión. Después de ir a cursos de catecismo y de hacer tu Primera Comunión, por fin tuviste la oportunidad de probar la hostia … sólo para quedar decepcionado porque era bastante insípida. Pero no te preocupes. Todo lo que la hostia necesitaba era una dulce y espesa capa de leche almibarada y caramelizada. Después de darle un mordisco a una Aldama, probablemente dirás algo así como “¡GRACIAS, JESÚS!”

10. Pica Fresa:

Pica Fresa:
Este pequeño dulce parecido a una bola de chicle está lleno de un rico sabor a fresa. Es una bomba de sabor. El único problema es que no puedes comer SÓLO uno. También tienden a pegarse a tus muelas de atrás, por lo que debes proceder con cautela.

9. Pulparindo:

Pulparindo:
Este dulce es de los más extremos que hay. Picante, salado y con un fuerte sabor a tamarindo. Se parece al caramelo “Airhead”, excepto que no tiene toda esa parte azucarada. Si realmente quieres vivir en el lado salvaje, puedes probar el Pulparindo en versión extra picante y salada.

8. Duvalín:

Duvalín:
Antes de que hubiera Nutella, ya había Duvalín. La única diferencia es que Duvalín es mucho mejor. Si perdías la cucharita de plástico, no te quedaba más remedio que extraer del envase esa delicia de avellana y fresa con tu dedo sucio y tu lengua. Uno queda hecho un desastre, pero vale la pena.

7. Rellerindos:

Rellerindos:
Pero bueno, ¿qué es un Rellerindo? Es un caramelo duro, recubierto de sal y chile picante. Pero una vez que muerdes esa capa exterior, tu boca se inunda con la ráfaga de sabor de ese relleno dulce, picante y pegajoso que es imposible de resistir. Éste es otro de esos dulces que no se puede comer una sola vez. Están advertidos los que tengan muelas sensibles.

6. Pelón Pelo Rico:

Pelón Pelo Rico:
La clave del Pelón Pelo Rico está en la presentación del envase. Le quitas la tapa, la empujas hacia abajo y ves cómo todo el viscoso dulce va saliendo por la parte superior de la tapa, como serpenteantes gusanos que salen de un colador. Es divertido, es dulce y, lo que es más importante, es el dulce de tu infancia.

5. Bubulubu:

Bubulubu:
Malvavisco recubierto de chocolate, con una capa de almíbar de fresa. ¿CÓMO NO NOS IBA A GUSTAR? Bubulubu es el dulce más conocido por los niños. Como costaban apenas 25 centavos, podías buscar por la casa 25 monedas perdidas de centavo, correr a la tienda de la esquina y colocar esos 25 centavos de un manotazo sobre el mostrador. Su única desventaja es que son lo suficientemente pequeños como para ser devorados de tres mordiscos.

4. Pico:

Pico:
En esencia, se parece a un caramelo Lucas, pero con énfasis en el azúcar y no en las especias y la sal. Es perfecto, sobre todo cuando se derrite y se escurre en la parte de atrás de tu boca.

3. Paleta Payaso:

Paleta Payaso:
Malvavisco en un palo, recubierto de chocolate y rematado con una “cara de payaso” hecha de caramelo de gelatina. Eso es todo. Pero una Paleta Payaso tiene algo más. Y es que ocupa un lugar especial en nuestros corazones. Cada vez que hacías una buena acción o te portabas bien en la tienda de abarrotes, tu recompensa era una Paleta Payaso. La paleta era un regalo que decía: “¡Oye! Tal vez no seas un niño malo después de todo”. Un premio tan simple y a la vez tan poderoso, capaz de arrancarle una sonrisa a un niño.

2. Mazapán de la Rosa:

Mazapán de la Rosa:
El más antiguo de todos. El mazapán es un delicioso dulce hecho de cacahuates. Se desbarataba al más ligero toque y para abrir uno había que ser experto. Independientemente de que se desbaratara o no en tu mano, el mazapán era un dulce hecho por el mismísimo Dios. Déjalo que se derrita en tu boca para lograr el máximo efecto y, si te comes más de uno, puede que en realidad te sientas atiborrado.

1. Rebanaditas:

Rebanaditas:
Sí… ÉSTE… ES… EL NÚMERO… UNO. SIN DISCUSIÓN. Es difícil decir cuál es la mejor parte de la paleta: la cubierta de sal y chile picante que es una explosión de sabor en tu boca, o el relleno de dulce de sandía que te hace sentir que la vida es bella y que todo saldrá bien. Es como lo mejor de todos los demás dulces concentrado en una paleta. Cuando la gente habla de la necesidad de valorar los pequeños placeres de la vida, por lo general se está refiriendo a una Rebanadita.


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