Imaginen que ustedes son niñitos en Medio Oriente y que están increíblemente felices porque por fin consiguieron su propio muñeco de acción de Osama bin Laden (¡Yeeiii!). Todo es perfección hasta que llega el momento en el que se lo quieren presumir a sus amiguitos y descubren que el muñeco ya no tiene la cara de su héroe, sino el terrible rostro de un demonio (o de Darth Maul), así que se espantan y desde ese momento y para siempre juran lealtad a los valores democráticos occidentales y repudian la yihad. Suena estúpido, ¿no? Bueno, esto, se supone, era lo que Estados Unidos esperaba que sucediera.
Si algo debemos reconocerle a las principales instituciones de seguridad de los Estados Unidos es su creatividad. Hace unas semanas nos sacamos de onda con el plan de contingencia que tiene el Pentágono para el apocalipsis zombi (es un plan que utilizan para entrenar a sus tropas). Ahora sabemos que la CIA tenía un plan de muñequitos diabólicos para acabar con el influjo de Osama en su país.
Lo importante aquí es destacar que, según The Washington Post, la CIA no se limita a lo convencional y también hace la guerra con juguetes.
En 2005 comenzaron a desarrollar, en secreto, la figura de acción de Osama bin Laden. Lo interesante es que los rostros de las figuras estaban pintados con un material que se deshacía con el calor, así que cuando el niño jugaba con su súper bin Laden, al poco tiempo aparecía la cara de un demonio con ojos verdes y marcas en la cara.
El objetivo era asustar a los niños y sus padres con la imagen de bin Laden demonio. Claro que si nosotros hubiéramos sido los niños lo hubiéramos encontrado tan chido, pero bueno, para la gente de la CIA el plan sonaba bien (hasta hicieron los monitos y toda la cosa).
El nombre clave de la figura era “Devil Eyes”. El fabricante de los monitos era Donald Levine, ex ejecutivo de Hasbro que jugó un papel muy decisivo en la creación de los populares juguetes GI Joe (así que sí, el señor tiene experiencia haciendo propaganda política con juguetes).
Levine era valioso para el plan ya que no solo sabía de juguetes belicosos, también tenía muchos contactos en China (para hacer los muñequitos).
Levine murió a los 86 años en mayo pasado. Cuando le preguntaron a su familia sobre el plan de juguetes propagandísticos, ellos contestaron:
«Don Levine era un patriota dedicado, además era un orgulloso veterano de la Guerra de Corea. Cuando lo llamaron, él tuvo el honor de ayudar a su país».
Una fuente del Post expresó que cientos de figuritas se hicieron como parte de una serie de pre-producción y que se enviaron en un carguero a la ciudad paquistaní de Karachi en el 2006.
Sin importar qué tan avanzado estuviera el programa antes de ser detenido, es una clara señal de las tácticas de «influencia» de la inteligencia estadounidense. La agencia ha intentado por décadas ganar los corazones y las mentes de la población local o ponerlos en contra de una determinada ideología.
No es la primera vez que Estados Unidos hace esto. Durante la Guerra Fría, financió encuentros académicos en Rusia, distribuyó libros como La Cortina de Hierro, creó dos estaciones de radio y financió conciertos y exposiciones de arte. Todo esto con el objetivo de socavar a la Unión Soviética.
****Vía The Washington Post
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