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miércoles, 6 de julio de 2016

¿Por qué la mantis hembra se come a su pareja?


La vida de una mantis religiosa no debe ser fácil en absoluto. Un día están buscando fervientemente el amor de alguna chica y cuando por fin son correspondidos, los machos tienen que ser devorados; la mayoría incluso durante el sexo.


¿Se imaginan tener que elegir entre la vida y una de las actividades más geniales del mundo? Por supuesto que no, pero eso es algo que se encuentra entre los instintos de este simpático y bello insecto; algo contra lo que no pueden lugar, ya que está en sus genes y es parte del proceso que viven para poder mantener viva a su especie.

Este tipo de conductas en los insectos ha mantenido el interés de muchos científicos a través de los años. Un nuevo estudio podría tener la explicación de por qué los machos siempre tienen la disposición de ser devorados después del coito: Ser comidos aumenta la posibilidad de que sus genes genes sean transmitidos exitosamente.

Así es, el macho básicamente ofrece su cuerpo como un regalo, cosa que es común en los insectos. Por ejemplo, es bien sabido que los grillos crean bocadillos chiclosos para sus parejas.

Claro que, los regalos pueden variar y algunos de estos pequeños seres simplemente se ofrecen a sí mismos. Desde un punto de vista evolutivo, tiene algo de sentido, ya que las hembras pueden compartir su nueva ración de nutrientes con sus crías, lo que aumenta considerablemente las posibilidades de supervivencia.

¿Cómo es que se dio con esta conclusión? Bueno, por gracioso que suene, los científicos crearon un “nidito de amor” especialmente adaptado a los gustos de una mantis. Luego metieron a unas cuantas parejas de estos insectos y dejaron que la magia se diera por sí sola.

El primer paso consistía en proporcionarles una cena romántica, por lo que los científicos les sirvieron unos cuantos grillos con cierta dosis de aminoácidos radioactivos. Entonces alimentaron con estos sólo a los mantis machos.

Después procedieron a juntar a cada uno con una hembra y dejar que se aparearan. La mitad de las parejas fueron separadas antes de que la hembra pudiera echarse al macho al plato, mientras que a la otra se le permitió dejar que la naturaleza siguiera su curso.

Gracias a que las hembras también se alimentaron con el contenido del estómago de sus parejas, los científicos pudieron rastrear las partículas radioactivas de los grillos. Con esta información se ha podido estudiar qué es lo que sucede en el cuerpo de la mantis hembra después de alimentarse.

El resultado fue el esperado, ya que los machos que sobrevivieron sólo pudieron proporcionar un 25 por ciento de los aminoácidos que había en sus cuerpos mediante la eyaculación, mientras que los muertos ofrecieron más para sus hijos. Los ejemplares que fueron devorados, otorgaron el 90 por ciento de sus nutrientes a sus parejas y esto fue directo al desarrollo de las crías.

Pero la cosa no quedó ahí, porque las parejas de los machos devorados también produjeron una cantidad mayor de huevos. Por un lado, las hembras que no se comieron a su “cita”, sólo pusieron alrededor de 37 huevos; y por el otro, las devoradoras pusieron hasta 88.

No cabe duda de que son criaturas muy bellas y que aún quedan algunos misterios qué resolver en cuanto a su naturaleza. Pero lo cierto es que la vida es cruel, sobre todo para aquellas especies que apuestan todo en la conservación de su especie.






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