Tal vez motivados por las predicciones sobre el fin de mundo, los niños de la ciudad de México viven más de prisa. Tanto que según Araceli Jiménez, representante en México de la Red Latinoamericana Consejería de Enfermería en Salud Sexual y Reproductiva del Adolescente, se ha detectado que en varios puntos del DF la edad en que se inicia la vida sexual es a los 10 años.
Así es, mientras que a esa edad muchos de nosotros ni nos atrevíamos a hablarle a las niñas –cosa que con el tiempo no ha cambiado- menores de la ciudad tienen sus primeros contactos sexuales claro, la situación es preocupante, ya que lo hacen de “forma casual” y sin la información necesaria sobre métodos anticonceptivos, planificación familiar o lo relacionado a las enfermedades de transmisión sexual.
Según la especialista de la UNAM, el primer contacto sexual se da principalmente motivado por amigos o incluso por el uso de alguna sustancia “que lleva a tener un grado de excitación”, por ello es necesario que ahora sí haya campañas para orientar a los jóvenes de manera oportuna sobre su sexualidad y sobre cómo no apresurar las cosas por mera presión social: “En la convivencia cotidiana los jóvenes se cuestionan entre ellos si ya tuvieron una experiencia sexual; si no la han tenido sienten la presión y hasta padecen de acoso o bullying”.
Con esta dinámica en que se ha caído, los jóvenes no consiguen ver las responsabilidades que conllevan las relaciones sexuales; no reflexionan “que implica compromiso, acuerdos, compartir con la pareja, comunicarse, un vínculo de satisfacción y goce e, incluso, afectivo”, sino que lo ven como mero “trámite”… casi como bañarse, señaló la especialista.
La corta edad a la que los niños del país comienzan su vida sexual, explica por qué el 23% de los embarazos adolescentes son de jóvenes de entre 10 y 14 años, hecho que se agrava con el siguiente dato: la mortalidad materna es la cuarta causa de muerte en chicas menores de 15 años. Por esta razón, Jiménez sugiere que el sector salud cuente con grupos de consejerías para embarazadas, en los que se cuente con técnicas de empatía, escucha activa, además de conocimiento sobre derechos sexuales, reproductivos y perspectiva de género.
En fin, todo se resume en que el joven tenga conciencia de que no por ya poder, lo tiene que hacer. Como en muchas cosas de la vida, la calma y paciencia, son bien recompensadas… eso me han dicho.
*Vía Proceso
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