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sábado, 7 de febrero de 2015

En Japón, una ley obligará a los adictos al trabajo a descansar



En Japón, el trabajo puede llegar a ser una cosa realmente seria. Los nipones consideran el trabajo como la actividad dignificante por excelencia. La consecuencia: adictos al trabajo por todos lados, con sus respectivas consecuencias psicológicas.

La situación resulta tan seria, que el gobierno está pensando en legislar para que las empresas obliguen a sus trabajadores a tomar sus vacaciones.
En la cultura japonesa, el que toma todos sus días de descanso es visto como un holgazán o un aprovechado por el resto de sus compañeros, algo que con seguridad no se desea entre los miembros de una cultura que tanto peso le dan a la “armonía”.
Los trabajadores que no pueden irse a casa, que mantienen reuniones de trabajo durante la madrugada y que atienden a clientes fuera del horario laboral, son el estereotipo del mundo laboral japonés y, en opinión de muchos, la razón de su éxito económico junto a sus políticas comerciales (aunque hay que resaltar que esto no ha impedido que Japón haya tenido una racha de tres trimestres consecutivos con recesión técnica y que esto haya llevado a ofrecer la renuncia del propio primer ministro Shinzo Abe).
Eriko Sekiguchi, una atractiva mujer de 36 años, está preocupada por su vida social. En entrevista para AP, Sekiguchi confiesa que desearía que las empresas cerraran de vez en cuando para poder tener descansos sin remordimientos. Le molesta la idea de que conseguirá una pareja sólo si ésta trabaja en la misma oficina.
En Japón, llaman karoshi a la práctica de trabajar hasta morir. Unas 200 muertes karoshi tienen lugar cada año, principalmente por ataques cardiacos o hemorragias cerebrales tras jornadas insostenibles. Depresiones y suicidios numerosos también son registrados diariamente por sobrecarga de trabajo o fracasos profesionales.
Mientras en Francia y Alemania sólo el 11% de los empleados trabajan jornadas mayores a 49 horas semanales, en Japón este porcentaje llega a 22. En Surcorea, el problema es aún mayor: 35% de los empleados trabajan más tiempo que el máximo acordado internacionalmente.
Aunque los trabajadores japoneses gozan de una media de nueve días libres al año, en promedio sólo usan dos de ellos. Además, los empleados deben usar sus propios días de descanso cuando se presentan enfermedades, lo que representa un factor más a la hora de considerar tomar vacaciones.
La nuevas legislación buscará motivar e incluso forzar a los empleados a tomarse sus descansos, será más flexible con las enfermedades y motivará a los padres a pasar tiempo con sus hijos en verano. Suponemos que esto también podría obligarlos a consumir y a reanimar su mercado interno, ya que un problema que también tienen los japoneses es que no consumen, haciendo que el fantasma de la deflación (lo contrario a la inflación) los persiga permanentemente.
Hay que destacar que la medida es interesante, sobre todo para un país como México, ya que. según la OCDE, a lo largo de un año, cada mexicano en edad laboral trabaja un promedio de 2,226 horas, mientras que en otros países de esa organización, que engloba a 36 países industrializados, el promedio fue de 1,765 horas de trabajo al año.
Así es, trabajamos en promedio más que los japoneses… pero aquí no se está legislando para que tengamos sus sueldos u obliguen a las empresas a que nos dejen descansar. 
Pero si de algo estamos seguros es que trabajar más horas sin descanso no es sinónimo de tener un país más próspero.





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